El lobo feroz...o no
EL LOBO FEROZ
Imagen de Andrea Bohl en Pixabay
(Fuente: Carlos Martín Beristain)
El bosque era mi hogar, Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba
de
mantenerlo ordenado y limpio. Cuando...
Cuando llegó
la niña la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado,
vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada y me dijo algo
desagradable acerca de mis orejas. He sido insultado antes, así que traté de
ser amable y le dije
que mis grandes orejas eran para oírla mejor.
Ahora bien,
me gustaba la niña y trataba de prestarle atención; pero ella hizo otra
observación insultante acerca de mis ojos salidos, Ahora ustedes comprenderán
que
empecé a sentirme mal; la niña tenía una bonita apariencia, pero era muy
antipática. Sin embargo seguí la política de poner la otra mejilla, y le dije
que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Su próximo insulto sí me encolerizó;
siempre he tenido problemas con mis dientes tan grandes, pero esa niña hizo un
comentario muy desagradable. Sé que debí haber controlado, pero salté de la
cama y le gruñí enseñándole mis dientes y le dije eran para comerla mejor.
Ahora bien,
seamos serios; ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe.
Pero esa niña comenzó a correr alrededor de la habitación gritando y yo también
corría detrás de ella tratando de calmarla.
Como tenía puesta
la ropa de la abuelita, me la saqué. Pero fue peor. De repente
la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme. Yo le miré y comprendí
que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría
decirles que éste es el final de la historia. Desgraciadamente no es así pues
la abuelita jamás contó mi parte de la historia. No pasó mucho tiempo sin que
se corriera la voz de que yo era malo; todo el mundo empezó a evitarme. No sé
que le pasaría a esa antipática y vestida de forma tan rara, pero yo nunca más
pude ser feliz...
Comentarios
Publicar un comentario